Sí, el dibujico es horrendo, ¿por qué creéis que lo pongo?
Queridos papelienses que residís en la vecina España:
Las elecciones están a la vuelta de la esquina, y allá donde mires puedes ver los rostros acartonados de los distintos candidatos a capitostes. Por eso os quiero hablar hoy de un vicio que se ha extendido como una lepra entre la población, y de forma especialmente preocupante entre los más jóvenes: el absentismo electoral.
Vale que los políticos raramente están a la altura de las expectativas, y que a menudo nuestra débil democracia se limita casi siempre a la elección entre dos grupos de administradores entre los que a menudo es difícil percibir grandes diferencias. Incluso entiendo, aunque no apruebo, que la generación –por ejemplo- de nuestros padres anden desengañados con un sistema del que esperaban que fuera el Jardín del Edén en comparación con el franquismo que sufrieron en sus carnes. Su desilusión, aún siendo triste, pero propio también de una edad en la que el nihilismo hace que no piensen en otra cosa que en barrer para su casa, les arrastra a pronunciar altivamente frases como: “yo no voy a votar: todos los partidos son la misma mierda”. Y ahora voy a hacer un ejercicio de autocrítica para con nuestra generación, gente nacida, aproximadamente, en la década de los 80.
Los jóvenes, no sé si porque identificamos las lapidarias frases de nuestros padres con la voz de la experiencia, porque carecemos de criterio propio y repetimos estas bobaditas como cotorras, o porque no nos atrae la idea de perdernos una paella dominical por gastar 2 minutos de nuestra vida en meter una papeleta en una urna, adoptamos como verdad absoluta tales sentencias de nuestros mayores. Son sentencias que, a base de la pura repetición, pueden parecer inapelables por formar parte de las conversaciones de bar, de peluquería o de la cháchara en general (casi como las famosas conversaciones sobre la meteorología). Acaba siendo una especie de leyenda urbana en la que –en el fondo- nadie cree, pero que a todo el mundo le gustaría creer, quizá por lo de la paella que decía antes, y yo estoy hasta el forro de escuchar tal argumento borrego. Y es que es un argumento que hace agua por todos los lados, porque:
1- Las opciones de gobierno en nuestro país siempre se las han repartido 2 ó 3 partidos (hoy en día 2, desde la absorción del CDS por parte del PP), con honrosas excepciones a nivel municipal. Por lo tanto, ¿con qué cojones podemos decir que todos los partidos son iguales, si sólo hemos visto actuar a un par de ellos? ¿nos creemos más chachis y más sabios por afirmar tal predicción inverificable? El PP y el PSOE no son todos los partidos. Este mismo error ha provocado un bipartidismo exagerado en EEUU, que no favorece en nada a la democracia (lo de EEUU aún tiene una justificación, ya que es la democracia moderna más antigua y está más erosionada, ¡pero la nuestra tiene 30 años!)porque fomenta el desencanto respecto a ésta. Y este desencanto, créeme no tiene porqué llevarte a un sistema mejor, sino todo lo contrario (Ver punto 4).
2- El voto no es una obligación, es un privilegio común a muy pocos países, y que otros muchos desearían para sí. Cierto que nuestra democracia es imperfecta e incluso patética, pero es. Si no la aprovechamos es que no merecemos, ni siquiera estas migajas de libertad.
3- Si te preguntan cada 4 años sobre el rumbo de tu país (o del país vecino en nuestro caso) y pese a ello te quedas en casa rascándote el sobaco en vez de votar, cuando la gestión del Gobierno electo te parezca una bazofia, no tendrás autoridad moral para quejarte. Quedará, como mucho, como una pataleta de niñato. Se siente, haber aprovechado ese mínima capacidad de decisión que tanto ha costado de conseguir por estos lares. La política, por mucho que digas, SÍ te interesa, aunque sea por tu propio bien y el de los tuyos.
4- Los abuelos y padres de muchos de vosotros se dejaron la vida y/o la salud en conseguir este sistema tan precario en el que nos hallamos inmersos, que es al menos un salto cualitativo respecto a una larga dictadura. Muchos –yo tampoco- sencillamente no conocisteis la dictadura ni los recortes de libertades subsiguientes; unos pocos incluso, aunque os dé vergüenza reconocerlo -todavía- tenéis en la cabeza una imagen idealizada, o no tan mala, de aquellos nefastos 40 años. Muy mal. El que reniega de su derecho al voto, queridos amigos, le está haciendo la cama a una futura dictadura.
5- No eres más libre, ni más librepensador ni más revolucionario por el mero hecho de no votar: a los sumo, serás más vago. Di “no me convence ningún partido”, pero tarde o temprano será evidente que quizá no te has molestado en leer siquiera ninguno de sus respectivos programas, y que te daba pereza bajar al colegio de la esquina aunque fuera para votar en blanco.
6- Yo personalmente, votaré progresista. Pero si la vieja y cada vez más difusa distinción entre izquierda y derecha te parece absurda e inconsistente, vota al Partido Pirata, a los Verdes, (tan débiles en España, y cuya política al fin y al cabo es tan necesaria visto lo visto), a los carlistas, al PARTIDO HUMANISTA o a cualquier fuerza política inclasificable: la democracia requiere variedad para no estancarse, y España es uno de los países europeos con menos ídem. O vota en blanco si lo consideras oportuno. Pero vota, coño, no seas gañán.
Pues eso. Os dejo este artículo que leí hoy en el periódico. Si os apetece, cortad y pegad este discursito y enviádselo a vuestros amiguitos.
MOTIVOS PARA VOTAR, de Javier Alfonso, aparecido en 20minutos el lunes 21 de mayo de 2007.
Porque despreciar este privilegio –a miles de millones de personas en todo el mundo no les dejan votar- es un gesto tan feo como tirar la comida cuando hay hambrunas. Porque si los gobernantes han pasado de tus sentadas y manifestaciones en los últimos cuatro años, ahora es el momento de echarlos. Porque si te gusta cómo han gobernado, otros votantes te los pueden cambiar. Porque si ellos no están a la altura como políticos, quien no vota tampoco lo está como ciudadano. Porque si ganan los tuyos, les podrás decir: “me engañaste”, cuando incumplan. Porque si ganan los otros, podrás alegar que no fue por tu culpa. Porque el futuro inmediato de tus impuestos, tu instituto o el de tus hijos, tu metro, tu calle y tu bienestar se decide este domingo. Porque si ninguno te convence, siempre te quedará el voto en blanco para castigarlos a todos. Porque en los programas electorales –están colgados en sus webs- habrá alguna promesa que mejorará tu día a día. Porque los malos gobiernos los eligen quienes no votan.
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