CUPIDO, NOS HAS JODIDO
Hará cosa de un mes, se presentó ante la Secretaría de inmigración del Ministerio del Interior un personaje cuya fama mundial se extiende a milenios atrás. Tiene alas, pelo rubio rizado y dispara flechas de amor a las personas... si, habéis acertado, estoy hablando de Cupido, el dios del amor. Sus intenciones eran claras: En un perfecto castellano, el ángel alado manifestó su deseo de quedarse a vivir en la República por tiempo indefinido. Al pedirle motivos, alegó que estaba cansado de dar amor y no recibir, y que le habían dicho que aquí en la República le daríamos todo el amor que necesitaba, pues a nuestra capital, Papel City, la habían nombrado capital mundial del amor en 2007...
Del vicio, Cupido, del vicio, capital mundial del vicio -corrigió el funcionario entre risas-
No importa, casi que mejor -contestó Cupido-
Ante la importancia de la persona que solicitaba residencia, nos vimos obligados a convocar una sesión extraordinaria del Consejo de Ministros para tratar el tema. Tras 5 horas de deliberaciones, decidimos otorgársela de forma incondicional. Grave error.
Los primeros días, la cosa fue más o menos bien. El hombrecillo iba medio camuflado para no llamar mucho la atención, se iba volando a hacer sus trabajos y regresaba a medianoche. Sin embargo, era cuestión de tiempo que la cosa empezara a desbarrar.... Cupido sabía donde estaba y sabía lo que quería, así que no tardamos mucho tiempo en oír al "angelito" decir cosas como esta:
A partir de ahí la cosa comenzó a degenerar a pasos agigantados: Bebía y bebía, y volvía a beber, el día se convertía en noche y la noche en día; al final no había ni noche ni día, todo era un frenesí continuo. Al principio -hemos de reconocerlo- nos hacía cierta gracia verle hablando con las estatuas o bañándose desnudo en alguna fuente. Luego, empezamos a acojonarnos...
Resulta que Cupido, a pesar de haber iniciado un camino de autodestrucción, no quería ni había olvidado sus obligaciones como dios del amor. Cada día se levantaba resacoso y se ponía a hacer su trabajo como buenamente podía. Así es, como buenamente podía, porque sus poderes estaban bastantes mermados: De todas las flechas que lanzaba, unas pocas hacían diana, muchísimas no, y el resto resultaban MORTALES.
Cuando quisimos reaccionar ya era demasiado tarde. Cupido se había convertido en un auténtico peligro para todos los ciudadanos Papelienses. Intentamos desterrarlo, pero fue imposible; el tipo estaba convencido de que hacía lo correcto y se negaba a irse. El alcohol había bloqueado sus sentidos y lo había introducido en un mundo paralelo por el que deambulaba sin orden ni concierto...
Y entonces, cuando ya estábamos pensando en tomar medidas drásticas, cuando estábamos a punto de declarar el Estado de sitio.... entonces Cupido desapareció. Desapareció sin dejar rastro, dejándonos 6 muertos y una población al borde de la paranoia.... ¿había muerto de cirrosis? imposible, pues era inmortal. ¿Se había desintegrado? imposible, pues tenía el don de la inmaterialidad.... Era obvio que Cupido, en su estado ebrio, había perdido el rumbo y andaba perdido en algún punto del globo terráqueo...
Ha pasado una semana desde entonces. Cupido no ha regresado. Con toda probabilidad sigue con los malos hábitos que adquirió aquí, y por lo tanto, continúa siendo un asesino potencial... Nuestro desasosiego es terrible, sabemos que hemos creado un monstruo y sabemos la amenaza que supone para la humanidad. Nos sentimos culpables, y por tanto, qué menos que advertir del peligro:
Lo que acabáis de ver es un cartel de aviso que hemos elaborado. Se han hecho un millón de copias que serán enviadas a todos los países de la tierra con el objetivo de poner en alerta a la población mundial. Pedimos encarecidamente que se mantenga la calma y que no cunda el pánico, pues confiamos en que más pronto o más tarde daremos con el ángel rebelde y reconduciremos la situación. Hasta entonces todos con los ojos bien abiertos porque Cupido puede aparecer en cualquier momento.
Etiquetas: Humor y Frikadas, Ministerio de Industria y Metal
1 Comentarios, objeciones y controversias:
Tampoco hay que preocuparse tanto... solo es un borracho que tira flechas. A mi hace tiempo que no me acierta el muy burro.
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